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Los tonos neutros favorecen la concentración, por eso, hacerse con un escritorio blanco es la mejor opción para crear un entorno eficiente. Las líneas sencillas son vistas al futuro (contenedores, guirnaldas…) para evitar que sea un espacio aburrido y monótono.
Contar con espacio de almacenamiento es vital para mantener el orden en cualquier zona de trabajo. Si quieres que tu escritorio blanco se integre a la perfección, procura disimular la presencia de cables.
Ya sea en el salón o en el dormitorio, lo ideal es colocar el escritorio lo más cerca posible a una ventana para contar con una óptima iluminación natural. Puedes combinar la mesa con una silla de escritorio blanca o una de fibra.
Otra buena manera de sacar partido a un escritorio blanco colocado bajo la ventana es elegir un modelo en curva. Puedes decorar con alguna planta pequeña que siempre ayuda a levantar el ánimo.